Detrás de muchos collares, pulsos y sortijas, hay una mujer. Tiene siete tatuajes, incluyendo la imagen del Che y el mapa de la Isla de Cuba. Su nombre es Lourdes Suárez de Arma, pero casi nadie lo sabe. Quienes la conocen, la identifican siempre con su nombre artístico: la cimarrona, así en minúsculas, como ella misma aclara.
El Premio Nacional de Literatura le fue entregado a Lina de Feria, la poeta que ha preferido no reprocharle a nadie los años que estuvo recluida en una prisión para mujeres y las dos décadas de silencio a las que fue sometida su obra.
Pese a que aún cursa el quinto año de la carrera Periodismo, Melissa es la única mujer en Cuba que ejerce sistemáticamente la narración deportiva en la Serie Nacional de Béisbol.
A mediados de la década del 60’, en Cuba ya se habían nacionalizado todos los medios de difusión masiva. En esos años apuraba captar profesionales y llenar así el vacío dejado por periodistas y comunicadores que partieron durante la oleada migratoria ocasionada por la Revolución cubana.
Manuel Alejandro Marrero Medina no es el recién nombrado primer ministro de Cuba. Es el hijo. No obstante, ha generado más notas de prensa y comentarios en las redes sociales que su padre, un empresario al servicio de Gaesa, el conglomerado de empresas militares que gobierna la economía cubana.
Hoy la gente no quiere comprar nada de esto, hoy lo que compran es carne. Foto: Darcy Borrero.
«Hay ron», se lee al mediodía del 24 de diciembre de 2019 en un cartel adornado con estrellas y caras felices a la entrada de la unidad de comercio No. 1174, consejo popular La Güinera. Eso es para llamarlas, a las dos, por sus nombres oficiales, porque en realidad esto es una bodega de zona marginada en una callejuela más de esta Habana periférica que no sale en revistas y solo es trascendente por sus historias de machetes y pistolas criollas. Especialmente si es diciembre, cuando la gente del barrio toma (más) ron y se pone demasiado contenta.