¿Qué son las izquierdas (en Cuba)? Carta abierta al periodista Darío Alejandro Escobar


3,430 Vistas
(Ilustraciones: Polari)

Camarada y amigo Darío Alejandro:

Como sabes, recientemente un desconocido Olimpo Fonseca, que terminó desapareciendo, como todo perfil falso, hizo estallar una polémica en torno a si asumir a Tania Bruguera y el 27N en el espectro político de las izquierdas.

Al mismo tiempo el amigo y economista Miguel Hayes me invitó a su podcast El Solar, dedicado en esta ocasión a las izquierdas cubanas. En el programa, al respaldar yo la idea del «difunto» Fonseca, donde aseveraba que Tania Bruguera es de izquierdas y el 27N no es anticomunista, la polémica terminó extendiéndose a mí.

Al día siguiente me argumentaste que Tania Bruguera no es de izquierdas. Como acordamos, comienzo este debate público entre nosotros dos, un par de marxistas incómodos, sobre qué son las izquierdas. Intentaré enfocarlo desde Cuba. Acoto además que, palabras más, palabras menos, este artículo resume mis intervenciones en el podcast de Hayes.

Antes de continuar quiero dejar claro que, aunque soy un compañero de viaje de Comunistas, preferí publicar esta carta abierta en Tremenda Nota para evitar posteriores conclusiones nocivas.

En el imaginario político cubano construido tras el triunfo de la Revolución de 1959, toda oposición al gobierno se ubica en el campo de la contrarrevolución y, por tanto, en las derechas. Esta lógica se debe a que, con excepción del desaparecido Partido Obrero Revolucionario (trotskista), durante las primeras décadas de la Revolución el resto de las oposiciones al naciente gobierno revolucionario actuaron con el apoyo de Estados Unidos y atentaron contra la seguridad del Estado. La oposición al gobierno cubano se asumía de derechas.

En el imaginario político cubano, ser revolucionario era, y sigue siendo, apoyar al gobierno. Por tanto, teniendo en cuenta que la oposición sería de derechas, las izquierdas cubanas se limitarían exclusivamente a respaldar las posiciones oficiales.

Sin embargo, el escenario político actual es mucho más complejo que el de una guerra civil de baja intensidad. Y el espectro de la oposición cubana ha dejado de ser solo de derechas.

Hoy en Cuba, salvo excepciones, la oposición ha abandonado la vía armada. Podemos encontrar a quienes, con el apoyo de Estados Unidos, todavía atentan contra la existencia del Estado socialista, pero hay otros actores, desde la prensa digital derechista hasta núcleos de la izquierda intelectual que se oponen a un conjunto de medidas administrativas.

En otros casos, es la misma oficialidad quien ha ubicado en la oposición a intelectuales abiertamente de izquierdas, incluso a un medio socialista como La Joven Cuba. Para complejizar el escenario, ha nacido lo que he dado en llamar la «nueva oposición cultural», reunida principalmente en torno al 27N.

Uno de los principales rasgos del 27N es que «el disenso es el consenso y no es el consenso quien convive con el disenso». El consenso que incluye, tolera o enfrenta el disenso interno, es la dinámica habitual en la gran mayoría de las organizaciones cívicas o sociales.

El 27N, al romper con este esquema, teniendo el disenso como consenso, y agrupando además a alrededor de 300 intelectuales y artistas, marca un momento peculiar en el actual escenario político cubano. Esto es algo imprescindible para poder entender lo que somos hoy.

Descalificar al 27N ubicándolo en el campo de las derechas, especialmente dentro del anticomunismo, y por tanto obligando a que las izquierdas lo enfrenten, solo incapacita la comprensión del escenario político actual.

Hay otro aspecto casi o igual de llamativo en el 27N. En el manifiesto programático del 27N, un texto de imprescindible lectura, se concuerde o no con él, sus redactores, y por tanto la comunidad del 27N, afirman que el cumplimiento a la Constitución forma parte de sus principios fundamentales. Este hecho puede conducir a la siguiente deducción: el 27N apoya la construcción del socialismo, en tanto que reconoce, acepta y exige el cumplimiento de una Constitución socialista. También pudiera entenderse que el 27N acepta y exige el cumplimiento de la Constitución cubana, pues en realidad su demanda es el cumplimiento estricto de la legalidad, algo reiterado en el manifiesto, no importa si esa legalidad sea socialista o no.

A pesar de esta especificidad, terminan reconociendo, y por tanto otorgando legitimidad, a la Constitución socialista. Esa posición automáticamente excluye al 27N del anticomunismo. Un gobierno extranjero de ultraderecha pudiera reconocer a un Estado socialista y esto no lo excluye de la derecha, pero un ciudadano que vive bajo un Estado socialista, si reconoce y exige el cumplimiento de la Constitución vigente en su país, mínimo, no puede ser anticomunista. En este caso entendamos a esa persona como el 27N.  

Camarada y amigo Darío Alejandro, para continuar la carta, a grandes rasgos, convengamos en qué se entiende por izquierdas.

Ante todo, partamos de que un sujeto político es de izquierdas en tanto se reconozca de izquierdas. Las izquierdas recogen en sí, desde la más tímida y conciliadora socialdemocracia que intenta cambios sociales a través de ligeras reformas para no molestar al gran capital, pasando por los divinizados Marx y Lenin y los posteriores marxismos revolucionarios, hasta las deformaciones estalinistas con el «polpotianismo» como expresión máxima de su degeneración. 

Establezcamos que las izquierdas plantean en su discurso político la justicia social por encima del libre mercado. En cambio, las derechas básicamente enfocan su discurso y sus prácticas políticas a estimular el libre mercado. En consecuencia, apoyan la expansión de la economía privada por encima de la justicia social o supuestamente en aras de esa justicia social. A su vez, las derechas tienen como rasgo característico entender que las políticas sociales son un gasto que es necesario recortar. En el neoliberalismo el presupuesto de las políticas sociales se ve reducido al mínimo.

Es aquí donde tendríamos que hacer un análisis del discurso político de Tania Bruguera. Me siento casi obligado a repetir los argumentos del tal Olimpo Fonseca.

Desde el mismo 1 de enero de 2021, Tania Bruguera insistió en calificar de neoliberales a las reformas económicas de la «Tarea Ordenamiento». Su señalamiento no era solo para encuadrar a las medidas gubernamentales en una u otra ala política, sino para atacar directamente a la «Tarea Ordenamiento».

Al mismo tiempo, en el artículo «El fin del bluff revolucionario en Cuba», Tania Bruguera critica el proceso de despolitización que sufre el discurso oficial. La artista cubana llega a decir que bajo el socialismo puede haber neoliberalismo, muy probablemente refiriéndose a las políticas económicas del llamado «socialismo de mercado» chino, un término ideado por el gobierno de Beijing que no pasa de ser un ingenioso oxímoron.

Quien ataca al neoliberalismo y se preocupa por la despolitización de la Revolución cubana, está lejos de ser de derechas. Ubicar a Tania Bruguera en el muy amplio espectro de las izquierdas, no implica coincidir con las prácticas políticas de la artista. Sin embargo, sí es grave aceptar como de izquierdas únicamente a quienes consideramos que cumplen nuestros parámetros políticos. No ubicar a Tania Bruguera dentro del plural espectro de las izquierdas, conlleva no comprender el escenario político cubano.

Querido camarada Darío Alejandro, poco antes de concluir esta carta, Luis Manuel Otero Alcántara volvió a declararse en huelga de hambre y sed. Cuando comenzó la huelga de San Isidro en noviembre de 2020, yo todavía formaba parte del Comité Editorial de Comunistas. En Comunistas no supimos comprender cabalmente lo que sucedía entonces ni entendíamos por qué un grupo de intelectuales honestos, como Julio César Guanche o Hiram Hernández, llamaba la atención sobre San Isidro.

Habíamos simplificado los hechos. Una huelga de hambre tiene efectos a largo plazo. Mínimo, los huelguistas fallecen poco después de un mes. Una huelga de sed, no. En menos de 15 días el huelguista se va a morir. Si el nuevo ayuno de Alcántara se extiende, estaremos presenciando una nueva crisis política de similares o mayores dimensiones que la de noviembre de 2020. Para complejizar el actual escenario, ahora aparecen cinco nuevos factores que no existían durante los sucesos de San Isidro:

  1. La existencia misma del 27N. En noviembre de 2020 no había una plataforma de oposición cultural con alrededor de 300 intelectuales y artistas organizados, que este domingo 25 de abril han expresado su solidaridad con Otero Alcántara.
  2. La tensión acumulativa entre un sector de intelectuales y artistas con la oficialidad. Después del 27 de noviembre de 2020 ocurrieron una serie de sucesos que tensionaron la relación entre las instituciones y determinados sectores de la intelectualidad, incluso personalidades no vinculadas al 27N.
  3. La tensión política acumulativa en San Isidro. En noviembre de 2020, en el barrio de San Isidro no se había vivido la lenta pero acumulativa escalada de tensión política que viene sucediendo desde hace unos meses. En ese proceso algunas figuras opositoras han ganado legitimidad en el terreno.
  4. La consolidación de la crisis económica. En noviembre de 2020, la economía no se había desplomado al -11%, la escasez no llegaba a los índices actuales y no existían los efectos de la «Tarea Ordenamiento, como la alta inflación». Por tanto, no se vivía el efecto acumulativo que esto produce en el descontento popular.
  5. Los efectos de la campaña política dirigida desde Estados Unidos para agravar la tensa situación actual. Este es un factor que, por ser repetitivo, incluso sobredimensionado por la propaganda oficial, tiende a ser obviado, y se cae en el error de entenderlo solo como parte de un discurso político y no de los hechos.

Camarada Darío Alejandro, si no asumimos que el 27N no se encuentra en las derechas ni es anticomunista, y lo anulamos porque supuestamente está en la derechas, si no comprendemos que, aunque se oponga al gobierno, tampoco Tania Bruguera pertenece a las derechas, y la anulamos porque supuestamente está en la derecha, seguiremos en el error que vivió el Comité Editorial de Comunistas.

El himno del Partido Socialista Unificado Alemán (SED), como sabes la organización política marxista leninista que dirigía la República Democrática Alemana, decía insistentemente: «¡El Partido! ¡El Partido! ¡El Partido siempre tiene la razón!». Vimos después que no era el Partido quien tenía la razón, sin embargo los que lo sustituyeron la tenían menos. En las crisis no existe la unanimidad y como mismo es falso que exista un marxismo puro, también es falso que exista una sola izquierda.

Un saludo revolucionario,

Frank García Hernández

Marianao, tardenoche del lunes 25 y madrugada del martes 26 de abril de 2021

P.S.: En el momento de redactar esta carta abierta, la intelectual cubana Carolina Barrero, que no pertenece a ninguna organización opositora, lo que me consta, fue detenida dos noches consecutivas, sometida a largos interrogatorios de carácter político y hostigamiento. El único «crimen» que ha cometido Carolina es expresar sus ideas críticas y denunciar acciones que considera ilegítimas. Carolina se considera de izquierdas y exige el cumplimiento de la Constitución socialista de 2019. Nunca olvidemos que en la diferencia está la belleza y que, como ella dice, «una república es una conversación».

 

Frank García Hernández

Frank García Hernández

Historiador marxista

Comments (3)

Haz un comentario