«No vean a la iglesia como enemiga»: Las Asambleas de Dios responden a los activistas LGBTIQ+ que interrumpieron un culto cristiano


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Los activistas pidieron la palabra en reacción al discurso anti LGBTIQ+ de un líder cristiano (Foto: Lisbeth Moya)

De «lastimosos» calificaron las Asambleas de Dios, en un comunicado, los incidentes ocurridos este 5 de junio, cuando tres activistas interrumpieron un culto cristiano tras las palabras ofensivas de un predicador hacia la comunidad LGBTIQ+.

«Es penoso que tengamos que encontrarnos en la calle a tantas personas que les gustan personas de su mismo sexo. Me molesta ver cómo está proliferando todo este movimiento de homosexuales, tener que verlos de mano en la calle», dijo el líder cristiano, según contó el activista Manuel de la Cruz en una crónica.

Tremenda Nota pudo confirmarlo con otros testigos, incluidos cristianos presentes en la celebración, quienes comentaron que «no fue correcto». El culto se efectuó en una plaza pública de La Habana con la presencia de alrededor de 200 personas.

Las Asambleas de Dios, una iglesia pentecostal conocida por sus posiciones contrarias a los derechos LGBTIQ+, no ofreció ninguna versión de los hechos en su comunicado de este martes, firmado por el superintendente general Moisés de Prada.

La declaración insistió en que los miembros de esta denominación cristiana no son «agresivos» ni «homofóbicos, como algunos pretenden», al tiempo que tienen «mucho amor que darles a la comunidad LGBT y al pueblo de Cuba».

Sin embargo, De Prada aprovechó para invitar al «arrepentimiento», «como lo hicimos cada uno de nosotros los cristianos, en algún momento de nuestras vidas».

«¿Somos nosotros los cristianos, mejores que estos jóvenes de la comunidad LGBT? De ninguna manera», dijo también el superintendente.

Sobre el reclamo de los activistas de leyes que no discriminen por identidad de género y orientación sexual, De Prada dijo: «De derechos, no vamos a hablar, sobran los comentarios en otras publicaciones y no es nuestro propósito hablar del tema».

El reverendo, finalmente, llamó a «la reflexión y cordura» a los cubanos y pidió que «no vean a la iglesia como enemiga».

Manuel de la Cruz intercambia con el líder juvenil que motivó la reacción de los activistas

Las Asambleas de Dios discriminan a personas LGBTIQ+

Precisamente los pentecostales fueron la denominación cristiana más criticada por los activistas LGBTIQ+ durante el incidente del pasado domingo.

El comunicado oficial no respondió a las denuncias puntuales de transfobia y homofobia que hicieron los activistas contra las Asambleas de Dios.

Osmel Padilla Hernández denunció que fue acosado, interrogado y vigilado por ser gay, mientras formaba parte de una comunidad de las Asambleas de Dios en Santiago de Cuba.

«Un grupo de líderes-terapeutas detectaban a los muchachos «amanerados» y los sometían a una disciplina especial», contó Manuel de la Cruz sobre la experiencia de Osmel, en una crónica que le puso contexto al incidente entre activistas y cristianos.

«La terapia de conversión a la que fue sometido en las Asambleas incluyó varias regulaciones y prohibiciones. Cero contacto con otros «amanerados» de la propia iglesia. El banco donde Osmel se sentaba a escuchar las prédicas en los cultos dominicales, era el banco de Osmel solamente. Sus amigos, confinados por los líderes a otro sitio más distante, se resignaban a enviarle miradas compasivas», dice el texto.

El propio Manuel vivió una historia de exclusión en las comunidades cristianas donde fue líder juvenil y ministro laico.

«Ellos indagaron como buenos espías. Descubrieron mi homosexualidad y la expusieron públicamente en una reunión dominical», relata el activista.

«Mi madre estaba presente, y tuvo que oír al pastor Ángel Toledo, secretario nacional de las Asambleas de Dios en Cuba, decir que el hermano Manuel de la Cruz tenía prohibida la entrada a la iglesia por «haber asumido conductas sexuales desviadas de la voluntad de Dios y juntarse con personas mundanas y homosexuales», denunció.

Después de esa declaración del pastor, Manuel no fue bien recibido en los templos ni en las casas de sus amigos cristianos.

«Dos amigos fueron expulsados por no rechazarme. Otra fue puesta en disciplina un año, medida que te impide tomar participación en la liturgia o en la dirección de un culto. Más de 50 casas se cerraron para mí, además de la casa de mi madre», lamentó.

El activista contó esta historia frente a los jóvenes reunidos en la Piragua. Algunos se acercaron al final para pedirle disculpas.

«¡Ustedes me separaron de mi madre, de mis amigos!», les digo y señalo a mis conocidos. «Él me conoce, sabe que lo que digo es verdad», contó en su crónica.

«Quedan personas que me conocen y conocen esta historia. Algunos han hablado de errores, otros prefieren callar. Algunos de ellos estaban en la Piragua, abrazados, orando a Dios, orando como yo les enseñé. Los identifiqué enseguida que llegué», aseguró.

La primera reacción de los líderes al frente del evento en la Piragua, después que los activistas pidieron la palabra, fue pedir a la multitud que cantara para silenciarlos.

Tremenda Nota

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