La «Palanca» que nos hace falta: Impulsan la creación de un refugio para mujeres periodistas en Cuba

Ser mujer en un país como Cuba, amén de lo que hemos logrado a pulso, obliga a vivir en la paradoja de un Estado que no ofrece datos consistentes en cuanto a temas de pobreza, violencia de género y feminicidios.
Si esa mujer decide ser periodista, le toca debatirse si responder o no al compromiso ideológico que implica trabajar en los medios oficiales. Pero si esa mujer se vincula a los medios independientes, por transitividad, le toca enfrentarse a un escenario hostil.
Esa opción supone también ser objeto de acoso, amenazas tanto en el espacio virtual como físico, interrogatorios, restricciones de viaje, golpizas y arrestos domiciliarios, a manos de un gobierno que no da espacio al periodismo verdaderamente crítico.
La iniciativa de Casa Palanca se lanzó el pasado 11 de enero como una respuesta a la sistematicidad de la violencia, por parte del gobierno, hacia las mujeres que hacen periodismo en Cuba.
Se extenderá hasta el 18 de febrero en la plataforma de crowdfunding Verkami con la meta es recaudar 25.000 dólares para la compra y reparación de un espacio físico, que sea a la vez un lugar de trabajo, de refugio, de acompañamiento y ocio para todas las mujeres vinculadas al periodismo.

La periodista y activista feminista Marta María Ramírez, una de las coordinadoras del proyecto, detalló a Tremenda Nota que la idea se la plantearon una veintena de mujeres periodistas.
«Veníamos reuniéndonos en torno a las demandas que teníamos, los retos, las dificultades, las preocupaciones y finalmente todas dijimos que sí a hacer el crowdfunding, y una campaña de visibilidad para que la iniciativa no muriera en esos 40 días que dura», explicó.
Palanca se establece como una comunidad de ayuda, además de promover el liderazgo de la mujer, incluyendo también a las transidentidades, desde los distintos roles que puedan ejercer en los medios. Asimismo, busca ampliarse a otras mujeres que vienen de universos como las artes o el activismo, y necesiten un espacio como este.
Ramírez agregó que «si esto sale, una vez que termine, la próxima tarea que enfrentaremos será organizar, para el colectivo trans, tan golpeado con la crisis del coronavirus, sin trabajo, casa o comida, un espacio similar».
Proyectan, además, extender este tipo de espacios a toda Cuba.

La activista Yanelys Núñez refirió que «el gobierno cubano una vez que eres periodista coloca, en el mismo espacio de disidencia, al activista, al opositor político y al periodista que, desde los espacios de libertad, tiene un compromiso con la realidad del país. Y está en situación de riesgo».
Casa Palanca aparece, en medio de tanto desgaste, como un necesario ejercicio para la sororidad donde se podrá materializar lo que a diario hacemos muchas en las redes, solo que de manera más afectiva y efectiva.
Hará falta entonces, por parte del Estado cubano, el mismo compromiso de respetar, de salvaguardar ese espacio y que, lejos de protegernos, quedemos más expuestas.
Las coordinadoras del proyecto darán a conocer los avances en las redes sociales de la iniciativa, que tiene páginas y perfiles en Facebook, Twitter e Instagram.