Homofobia: usan el derecho de admisión en bares para expulsar personas LGBTI+


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Para cerrarle la puerta a personas LGBTI+ algunos bares privados de La Habana han usado como argumento “el derecho de admisión” en los últimos años. Incidentes recientes dejan al descubierto la falta de legislación cubana para evitar la discriminación y proteger a las víctimas. ALSO IN ENGLISH VERSION.

*Todas las fotografías fueron tomadas del Facebook de EFE Bar y The King Bar

A la medianoche de este 8 de julio, Brian Canelles y Arian Abreu tomaban unas copas en el Efe Bar, ubicado en El Vedado, La Habana. Quisieron tirarse una selfie y darse un beso. Uno de los agentes de seguridad les advirtió que no podían hacer la foto y acabó echándolos porque “el bar no quería mostrar una imagen gay”. Argumentó: “no nos interesa ese público, no queremos ganarnos esa fama”.

El Efe se promociona en Facebook como una discoteca, club nocturno y restaurant que quiere distinguirse por su oferta musical de conciertos en vivo. Por eso José Luis Nodarse, cubano que vive en Miami, lo escogió en mayo para reencontrarse con algunos amigos. A uno de ellos, Coco, le prohibieron la entrada. El supervisor de turno le dijo que Coco no podía entrar porque “lo conocían” y lo habían visto en “estado no aceptable”. Solo con ese argumento usaban “el derecho de admisión” para negarle la entrada. “Mi amigo es conocido como gay y creo que si hay un mal comportamiento o una mala actitud solo en ese momento se debe actuar”, protesta José Luis. “Me quedó claro que era homofobia”.

Pidió ver al encargado del lugar y le preguntó si no dejaban entrar a su amigo porque era gay. El administrador,  un poco asustado le dijo, sin explicar motivos, “no, no se trata de eso, pero nos reservamos el derecho de admisión”.

Tras la denuncia publicada este lunes por Brian Canelles en su perfil de Facebook, que generó la reacción de decenas de activistas LGBTI, Efe Bar publicó que “siempre levantará la bandera contra la homofobia”. Además, se defiende diciendo que su “ política ha sido y será siempre respetar a los demás como personas, sin importar su sexo, raza, inclinación sexual o posición social”. Según la administración, “es una pena que se esté creando una opinión falsa y dañina sobre muchas personas en base a la opinión de una sola”.

 

Un trabajador de Efe Bar que se identificó como Roberto, “uno de los administradores”, atendió el llamado al bar de Tremenda Nota pero se rehusó a ofrecer su versión del incidente que terminó con la expulsión de Brian Canelles y su novio.

“Yo soy el que trabajaba ese día”, reveló, “pero no voy a comentar absolutamente nada, tendría que contar con la autorización del titular del bar”.

Brian asegura que nunca pudo ver a este administrador. “Le pedí que me llamara al supervisor, pero dijo q no iba a perder su tiempo, que nos retiraramos del bar”.

“Le dije que no iba a irme de ningún lugar, que ya había gastado cien CUC [pesos cubanos equivalentes a dólares] en el local, como para que me expulsaran sin tomar siquiera la foto”, agrega Brian.

Este reclamo, unido a la queja del novio y la hermana, precipitó la expulsión. “Me agarró por el brazo y me llevó a la salida”, recuerda Brian. “Dijeron que tenían el derecho de admisión y decidían qué público dejaban entrar a su bar. Le rebatimos diciendo que ser un negocio privado no les daba derecho a tratarnos así, pero cerraron la puerta sin más”.

Homofobia en bares privados, ¿con derecho?

KingBar se halla a menos de 300 metros de Efe Bar. Su gráfica publicitaria alude atrevidamente al sexo anal.

Al principio quiso presentarse como un espacio gay-friendly. A su inauguración asistió Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación y la activista LGBT más conocida del país.  

No obstante, KingBar fue reportado por activistas LGBT a causa de exclusiones que parecían inspiradas por la orientación sexual, la identidad de género y la clase social.

El 27 de junio de 2015, como tributo a los sucesos de Stonewall, el dramaturgo Norge Espinosa y una decena de gais y lesbianas fueron al KingBar con el propósito de realizar una “besada pública” y llamar la atención sobre el acceso discriminatorio a espacios públicos.

Según la crónica de Espinosa, publicada en el blog del Proyecto Arcoiris, los dueños del bar “no se sentían a gusto con demasiados gais y lesbianas dentro de sus predios” y aplicaban “una política de portero excluyente”.

La visita de los activistas derivó, narra el dramaturgo, “en un cruce de argumentos acerca del ‘derecho de admisión’ que la casa se reserva”.

KingBar recientemente fue citado por una web de turismo como una de las “siete mejores fiestas gay de La Habana”.

La mayoría de las legislaciones reconocen el derecho de admisión por circunstancias declaradas y objetivas, sin comprometer el derecho a la igualdad de los clientes y la protección contra la discriminación. En Cuba no hay regulaciones legales sobre el tema. Tampoco leyes antidiscriminación que incluyan explícitamente a la comunidad LGBTI.

El Código Penal cubano, sin embargo, castiga el Delito contra el derecho de igualdad, que sanciona con multa o cárcel de hasta dos años a quien “discrimine a otra persona o promueva e incite a la discriminación”.

Solo se conoce un proceso penal por este motivo en las tres décadas que lleva el código en vigor. Ocurrió el año pasado cuando la estudiante Yanay Aguirre denunció que un chofer la bajó de un taxi privado por el color de su piel. La Fiscalía General de la República declaró, en el contexto del incidente, que “Cuba no necesita leyes contra el racismo”.

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Maykel González Vivero

Maykel González Vivero

Periodista.

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