Cuando un pájaro quiere morirse, pero la vida no lo deja

Cansado de tantos sufrimientos económicos, consumido por una soledad crónica desde que Santi decidió romper el amor, sin ningún interés por el mundo, quiso finalizar aquella amargura.
Cansado de tantos sufrimientos económicos, consumido por una soledad crónica desde que Santi decidió romper el amor, sin ningún interés por el mundo, quiso finalizar aquella amargura.
El Parque de la Fraternidad es la coordenada cliché, el obligado ritual de encuentro para los contrastes sociales. De esta vieja plaza, ubicada junto al Capitolio, una de las principales sedes del poder en Cuba, salen taxis y ómnibus en todas las direcciones. Y, al ritmo de este corazón de la ciudad, vuelan las plumas.
Cuando estudiaba en la Vocacional, teníamos que participar en «tribunas antimperialistas» que se organizaban por toda Cuba para exigir la liberación de los Cinco Héroes.
Cerca de las doce lo pilla el llamado «¡Venimos a buscarlo!». Justo a la hora del almuerzo, cuando iba a disfrutar de un suculento plato compuesto de pollo ripiado, col y pimientos. Pajarerías gastronómicas, mezclas raras que se le ocurren en tiempos de extremo racionamiento.
Sin las canciones de la Vargas, esa mañana él hubiese amanecido, como hace más de dos años, nuevamente solo. Rutinario, sonoro, soñador.