El activismo LGBTIQ+ ha ocupado las calles de Cuba en mayo y junio de 2021 como nunca antes. Decenas de activistas, en todas las provincias, inundan las ciudades con pegatinas y volantes que promueven los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y trans.
Teniendo en cuenta que los fundamentalistas cristianos repiten que la diversidad sexual no es una manifestación de la riqueza genética y biológica de nuestro planeta, sino una «ideología de género».
Cansado de tantos sufrimientos económicos, consumido por una soledad crónica desde que Santi decidió romper el amor, sin ningún interés por el mundo, quiso finalizar aquella amargura.
El Parque de la Fraternidad es la coordenada cliché, el obligado ritual de encuentro para los contrastes sociales. De esta vieja plaza, ubicada junto al Capitolio, una de las principales sedes del poder en Cuba, salen taxis y ómnibus en todas las direcciones. Y, al ritmo de este corazón de la ciudad, vuelan las plumas.