La lidia o pelea de gallos en Cuba está avalada por la ley y las apuestas del juego están reguladas por Flora y Fauna: una entidad que, paradójicamente, fue creada para la protección de los animales. La lidia es defendida por sus seguidores como una tradición inocente pero no deja de ser un juego medieval, donde un animal termina muriendo para la diversión humana.
Guaracabuya amontona su pobreza junto a una mina de oro. El pueblo se levanta en el centro geográfico de la Isla y a veces aparece en la televisión de La Habana o Miami como una metáfora del campo cubano y sus modales, de la ruralidad más intrincada.