Una huelga de hambre en San Isidro, la protesta que no deja dormir a La Habana

Un grupo de artistas y activistas disidentes del gobierno cubano, protagoniza una de las crisis políticas más agudas que ha vivido el país en lo que va de siglo.
Un grupo de artistas y activistas disidentes del gobierno cubano, protagoniza una de las crisis políticas más agudas que ha vivido el país en lo que va de siglo.
Vamos en una patrulla por la avenida de Boyeros, en La Habana. A la policía que me conduce le gustan los dibujos animados, en particular la saga de How to Train your Dragon (Cómo entrenar a tu dragón), producida por Dreamworks Animation en 2010.
Ellos quieren meter una bomba en San Isidro, pero se conforman con vigilar en lo que prenden la mecha y disparan. En la calle Damas 955, donde unas quince personas se reunieron, más bien se acuartelaron, para exigir al gobierno que libere a Denis Solís, está atrincherada también la policía, diciendo que no lo va a soltar y que, si insisten, les echará el guante a todos.
Los cubanos de Trump son binarios en política, igual que los cubanos de Fidel. Machos y hembras de cuño tradicional. Más machos en ambos casos, por supuesto, como es el mundo machango que tenemos.
Es seguro que la intención de los redactores de la actual Constitución no fue la ambigüedad. Sucedió, sin embargo, que a última hora tuvieron que apostar por una definición técnica del matrimonio y elegir términos que contentaran a los grupos evangélicos para evitar que votaran contra el documento completo.